Se trata de los primeros que arriban cada año a Isla Pingüino, única colonia de acceso continental, frente a la costa de Puerto Deseado, provincia de Santa Cruz, Patagonia Argentina. De esta manera se inaugura la temporada de avistamientos de este fiel representante del destino turístico Puerto Deseado. La temporada para conocer a los pingüinos se extiende entre octubre y marzo de cada año.
A unos 20 kilómetros al sur de la ciudad magallánica de Puerto Deseado, en la provincia de Santa Cruz, y en plena Patagonia Argentina, se encuentra Isla Pingüino, la colonia con mejor acceso desde el continente que permite la observación de aves, lobos marinos, y del actor principal de esta película: el “Pingüino de Penacho Amarillo”.
Su acceso a la isla se realiza solo por vía marítima, se trata de un emergente rocoso de origen volcánico que data de hace más de 150 millones de años (período Jurásico); la excursión lleva a un paraíso para los amantes de la naturaleza y la aventura, dado que este lugar pertenece al “Parque Interjurisdiccional Marino Isla Pingüino”, que le otorga protección tanto a nivel nacional, como provincial: la vida del pingüino de penacho amarillo está preservada y puede ser contemplada por limitados contingentes de visitante que no alteren la vida de las especies. Eso permite una convivencia armónica de las distintas variedades del reino animal, que se pueden hallar en el lugar casi en estado virgen.
La primera tanda, que son los machos que vienen a preparar los nidos, un par de semanas después llegan las hembras, con las que conformarán unas 1.200 parejas, y para diciembre se espera que arriben unos 500 juveniles, La colonia se ampliará aún más con el nacimiento de los pichones que tendrán los casales, que, aunque acostumbran empollar dos huevos, normalmente sólo sobrevive una cría.
Un detalle que enamora a los visitantes y turistas, es la cercanía que se logra alcanzar el avistamiento. En esto ayuda la decisión de que un máximo de dos embarcaciones pueda llegar al lugar al mismo tiempo con turistas, para no invadir ni alterar el entorno natural.
La travesía dura cerca de seis horas en total y si el clima acompaña y hay interesados, sale diariamente. La posibilidad de practicar senderismo por los caminos de piedras de la isla, complementan una oferta de turismo ecológico inigualable.