En el corazón del nordeste brasilero, a cuarenta minutos del aeropuerto de Natal, se encuentran las exóticas playas de Pipa, las únicas con bahías donde se pueden ver delfines y nadar junto a ellos. En este pueblo de pescadores que se adaptó al turismo, y que es desconocido para la mayoría de los argentinos, la Posada Morada Dos Ventos creó la semana de 9 días: regalará dos noches de estadía a quienes se hospeden siete días y reserven antes del 12 de febrero. www.moradadosventos.com

“Pipa es un pueblo de pescadores con increíbles playas desiertas con delfines, dunas y acantilados que un día fue “descubierto” por el turismo internacional. Conservando su encanto desarrolló una amplia oferta gastronómica, lugares para salir, surf, windsurf, kite, paseos embarcados y en buggies, todo con mucha onda, tranquilidad y plena seguridad”, relató el titular de la Morada Dos Ventos, Jakob Mastenbroek. “Queremos que los argentinos y las argentinas conozcan este paraíso, por eso creamos esta semana de nueve días para facilitarlo”, agregó.

La Morada Dos Ventos es un establecimiento turístico internacional de capitales europeos. Con una puntuación de 9.1 sobre 10 en booking y atención y servicios de excelencia, se destaca en Pipa por la amplitud y comodidad de sus espacios, por el clima de tranquilidad, por su jardín tropical y sus tres famosas piscinas circulares de aguas frescas y templadas. Sus 12 amplios departamentos estilo bugalow de 80 metros cuadrados cada uno, con todas las comodidades, se encuentran en un predio de 5000 metros cuadrados sobre una colina con suave brisa constante.

Pipa posee 11 playas que se distribuyen a lo largo de 10 kilómetros de costa, donde se pueden encontrar desde piscinas naturales hasta impresionantes acantilados, que en conjunto dan forma a un paraíso digno de visitar. Esta zona de Brasil cuenta con clima tropical, lo que significa que hace calor todo el año.

Pipa te envuelve entre sus aromas, sus texturas, su mezcla de idiomas, su arte callejero y su música sonando desde todos los rincones. Su arquitectura combina techos de tejas, maderas típicas y colores cálidos. Sus calles son de adoquines, suben y bajan y se conectan con arterias de arena, decoradas con palmeras, cocoteros y una gran vegetación.

La Rua Dos Golfinhos es la calle principal, paralela al mar. Por la noche se transforma y se colma de puestos de artesanías, barcitos y restaurantes para todos los gustos. Hay muchos con música en vivo donde se puede escuchar forró o samba reggae y en la calle se pueden ver jóvenes practicando capoeria, es un paseo obligado.  El clima se refleja en la vestimenta: hawaianas, vestidos y bermudas, nada tacos ni ropa muy producida, ante todo la comodidad.


El desarrollo aparentemente desordenado de Pipa le da un carácter encantador, único incluso dentro de Brasil. Sus calles empedradas, con farolas, dan la sensación de que las cosas se ordenan al azar. Sin embargo hay un estricto cuidado respecto a las alturas y características de las construcciones para mantener ese estilo inimitable.

La gastronomía es variada, se puede probar el acai con leche condensada, banana y granola, degustar la tapioca, una comida típica de la región Norte y Nordeste del Brasil que se hace con harina de mandioca y puede tener relleno salado de queso chedar, provolone, jamón, tomate, orégano; o dulce con chocolate o goiabada y queso. Los creppes son riquísimos y muy baratos y se suelen comer los pinchos de queijo asado en la playa.

Pipa es reconocida especialmente por la calidad y cantidad de restaurantes de primer nivel y categoría internacional, con destacados chesfs europeos, asiáticos y americanos y cocina de esos países, además de los típicos platos brasileros.

Una de las actividades  recomendadas es un paseo en barco para ver las playas desde el mar con una parada especial en la Baia dos Golfinhos para ver delfines en estado salvaje.  Entre las playas más tradicionales se destaca esta Bahía, la Praia do Madeiro, la del Centro  y la Praia do Amor.

Para arribar a Golfinhos se  camina por las arenas desde la playa del centro. Hay que consultar el horario de las mareas que la aíslan cuando suben y estar atentos para ir y volver. Es una amplia bahía, con frondosos acantilados detrás y calmas aguas delante, en la que se ven los famosos delfines de Pipa y se puede nadar junto a ellos. Es la más tranquila, en su primera parte con reposeras, venta de refrescos y alimentos y luego amplios espacios salvajes. El paraíso dentro del paraíso.

La Praia de Madeiro es una bahía de fácil acceso.  Amplia, bella, con servicios y espacios desiertos es otro lugar privilegiado. La del centro está en el corazón de Pipa, con todos los servicios, barracas, aromas y colores es la preferida de los locales. Allí amarran las embarcaciones para los paseos acuáticos, se forman piscinas naturales y es EL sitio para tomar un trago antes de caminar por el centro cuando baja el sol. La Playa Do Amor es amplia, muy bonita y famosa para practicar surf y kite por su oleaje. Cuando la marea baja, en la zona derecha más apartada cuenta con magníficas piscinas naturales, perfectas para relajarse.

El atardecer en la playa de Tibau do Sul es para aplaudir. Por un lado, el mar, por el otro, la entrada a la Lagoa de Guaraíra y, enfrente, dunas casi vírgenes. En medio de todo, la puesta de sol detrás de la laguna y las dunas. El mar es ideal para nadar y las aguas tranquilas son casi una piscina, recordando que el agua en el nordeste es cálida. Cerca, los lugares increíbles continúan: las playas en Barra do Cunhaú, el río Curimataú , el Pontal y las Playa das Minas, la preferida de las tortugas marinas para hacer su desove, entre otras maravillas.

En síntesis, por sus playas, por su onda por sus posibidades y por la Morada Dos Ventos con sus piscinas circulares y su semana de nueve días con sus dos noches de regalo, Pipa y Dos Ventos es el lugar ideal para conocer, disfrutar y relajarse, el primer lugar cuando decidas viajar.